El problema de Neil Gaiman
Es una especie de amor parasocial muy particular lo que hay entre mis autores preferidos y yo. Va más allá del amor que les tengo a las celebridades normales, aún más del que le tengo a mis músicos preferidos. Esto se debe al tiempo que paso leyendo y a que me gusta escribir. Es una relación (unilateral) muy rara, porque sientes que conoces a los autores sabiendo que no los conoces. Casi nunca son el tipo de personas que están en los tabloides y de los que sabes chismes, entonces puedes no saber mucho de su vida privada, pero conoces su perspectiva, su lenguaje y su manera de pensar.
Como dijo Holden Caulfield “What really knocks me out is a book that, when you're all done reading it, you wish the author that wrote it was a terrific friend of yours and you could call him up on the phone whenever you felt like it.”
Entonces me pregunto en dónde estaba escondida esa crueldad, si esa oscuridad de la que tanto habla en su obra en realidad era una proyección de la suya.
Quise postergar lo inevitable. Porque no podía no saber de qué lo estaban acusando. Lo único que había visto era que estaba pésimo. Entonces pagué la suscripción a New York Magazine, una ganga sinceramente, porque si me iba a enterar iba a ser de la fuente. No porque dudara de la veracidad de las acusaciones, pero quería saber sin que fuera una interpretación de una interpretación, como sucede seguido en Tiktok. Me preparé mentalmente para la decepción.
Maldita sea, Neal ¿no podías simplemente ser mejor?
Lo particularmente feo de su caso es que siempre, o por lo menos desde hace mucho tiempo, se denominó feminista. Lo que hizo es peor porque sabía que estaba mal. Lo hizo con toda la intención, alevosía y ventaja. Como quisiera que Neil Gaiman no hubiera escrito de fantasía y de magia, porque lo hace todavía peor, creo yo. Ahora que terminé de leer el artículo There Is No Safe World, sé que no lo voy a volver a ver igual. No lo voy a poder leer igual. Increíble pensar que el señor que hablaba de la importancia de los cuentos de hadas es el mismo que abusa de la niñera en el mismo cuarto en el que está su hijo. Un monstruo, en realidad. Un falso aliado.
En pocas palabras es acusado por ocho mujeres de abuso sexual. Él insiste en que todos los encuentros fueron consensuales en relaciones BDSM. No obstante, ninguna accedió a realizar ese tipo de prácticas con el autor, en ocasiones expresamente se negaron a hacer lo que él pedía, fueron ignoradas y forzadas a hacer su voluntad. Como Armie Hammer nos enseñó con anterioridad, tener el consentimiento de ambas partes es fundamental en el BDSM, es lo que lo separa del abuso. Y ni Neil Gaiman ni Armie Hammer tenían consentimiento.
¿Me hace una mala persona que las personas que haya admirado sean malas personas? La respuesta rápida y sencilla es que no. Pero la pregunta se mantiene, porque desafortunadamente no creo que se pueda separar el arte del artista ¿y si dicho arte es posible gracias al unique point of view de alguien que resulta ser un abusador?, ¿qué dice eso de las personas que no solo consumimos ese arte, sino que lo amamos?
Cada tercer día me acusan de ser demasiado dura conmigo misma. Y lo soy. Claramente no podía saberse el tipo de persona que él era, ni por mí ni por ninguno de sus fans. No obstante, me avergüenzo de todas las veces que recomendé a Neil Gaiman. De haberlo admirado también. Maldita sea. ¿Lo amé? Sí, claro. De la manera especial con la que amo a Irvine Welsh, Truman Capote y Mario Vargas Llosa. Es decir de una forma completamente parasocial, pero es una forma de amor después de todo.
¿Qué hago ahora? Es la primera vez que poseo una obra, algo tangible, de un artista cancelado. ¿Qué procede? ¿Qué hago con los libros? Podría tirarlos, a pesar de que no hace ninguna diferencia y mi dinero ya hace mucho que está en sus bolsillos. Podría esconderlos o relegarlos al rincón. No sé si algún día los vaya a volver a leer, aunque nadie vaya a saberlo, además del eterno juez de mi conciencia. Y mi cuenta de Goodreads, porque no la voy a dejar de actualizar.
¿Y qué hago con el cariño que tengo por su obra? Porque me voy a acordar de él en año nuevo, ya que considero que escribió las felicitaciones más perfectas del universo cuando dijo “May your coming year be filled with magic and dreams and good mandes…”; o cuando piense en el final de The Chronicles of Narnia; o cuando escuche el soundtrack de Coraline. No obstante también me voy a acordar de lo que hizo y de como abusó de la confianza de mujeres vulnerables que confiaron en él.
La realidad es que ya lo arruinó todo, porque ahora no puedo evitar preguntarme si el tipo de persona que era no estaba implícito en su obra. Como Stardust, que toma al lector por sorpresa con un acto sexual bastante gráfico y que se sintió innecesario o en The Problem of Susan, cuando se menciona algo así como un fever dream que involucra a la bruja, el león, muerte y relaciones sexuales. Innecesario. Cuando leí ambas no entendí el punto o su aportación a la historia, se sienten extrañas, incómodas e impositivas y empiezo a pensar que ese siempre fue el punto.
Pero no me pregunten a mí, yo sólo soy una chica.
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