Review: Written on The Body

O los clichés para los que tengo tolerancia cero. 

Una de las películas que más vi en mi adolescencia fue The Notebook. Si me lo hubieran preguntado en ese momento, para nada la hubiera nombrado como mi película favorita. No obstante, la veía muy seguido. Muy. Por motivos que creo que ya nunca entenderé, era nuestra go-to movie cuando mi mejor amiga y yo nos arreglábamos antes de salir. Supongo que en la era pre-Netflix no teníamos tantas opciones, pero uno pensaría que elegiríamos algo que nos pusiera en un mood más ad-hoc a la fiesta.

Nunca lo platicamos, era simplemente parte de nuestra rutina. Hace mucho tiempo que no la he vuelto a ver, pero honestamente no es necesario. La recuerdo perfecto. Sobre todo maravillosa carita de Ryan Gosling. No es cierto (pero sí). Para mi impresionable mente de 16 años no había nada más romántico que Noah y Allie y su amor que supera todos los obstáculos. Un amor sin barreras, se podría decir. El punto fuerte de la película, el momento de soltar las lagrimas, es cuando descubrimos que esta pareja tiene algo más que superar: el alzheimer. Solo de recordarlo me dan ganas de llorar (la costumbre). Pero, lo que permitió que Noah y Allie llegaran a ese punto fue que su romance sobrevivió la separación ocasionada por un malentendido y el engaño de la mamá de Allie. 

Ese recurso sobre el amor separado por una confusión o el "destino", lo hemos visto una y otra vez tanto en el cine como en la literatura. Y sinceramente ya no lo aguanto. En The Notebook es creíble, o todavía le tengo mucho cariño, pero cada vez que me lo vuelvo a encontrar me hago más escéptica de esas historias en particular. Especialmente porque es un problema que se resuelve con una simple conversación, un poquito de sinceridad o tantita madurez de parte de alguno de los personajes.

Esa fue la sensación que me dejó Written on the Body de Jeanette Winterson. Al empezarlo a leer no sabía qué esperar, pero la idea era prometedora: una intensa historia de amor entre un narrador de género desconocido y una mujer casada. Sorprendentemente el obstáculo más grande a superar no era el esposo, sino el mismo narrador. Se trata de una persona de afectos poco constantes y temor al compromiso, es decir, una persona joven cualquiera.

Tras múltiples relaciones que destacan por su brevedad, el protagonista se fuerza a sí mismo a permanecer en una relación. Cuando conoce a la mujer casada, Louise, rápidamente termina esa relación, aunque crea bastante drama que hubiera podido evitar comunicándose de forma clara y madura con su pareja. Louise y el protagonista tienen una relación a sabiendas del marido, quien más o menos acepta la situación. Eventualmente el matrimonio se separa, pero el gusto le dura poco al protagonista ya que descubre que su pareja tiene cáncer y solo su ex-marido puede salvarla, según el ex-marido.

Entonces la deja. 

A pesar de que Louise le dice que su cáncer no es grave y que se rehusa a que su ex-marido la trate. 

Se va, sin darle ninguna explicación. 

La ghostea en la vida real. 

El lenguaje en esta novela es muy muy bello. Lejos de ella, y pensando en su enfermedad, el protagonista frecuentemente recuerda y describe el cuerpo de su ser amado. 

“I wanted her bones, her blood, her tissues, the sinews that bound her together. I would have held her to me though time had stripped away the tones and textures of her skin. I could have held her for a thousand years until the skeleton itself rubbed away to dust. What are you that makes me feel thus? Who are you for whom time has no meaning?
In the heat of her hands I thought, this is the campfire that mocks the sun. This place will warm me, feed me and care for me. I will hold on to this pulse against other rhythms. The world will come and go in the tide of a day but here is her hand with my future in its palm.”

 Claro que es una manera muy hermosa de hablar sobre alguien. Ni Noah se atrevió a tanto. Pero se sienten como palabras vacías si no están sustentadas por acciones. En mi humilde opinión, el protagonista se deja llevar demasiado fácil por las palabras de la persona en la que menos debe confiar. Además, abandonar a Louise no es ninguna garantía de que ella vaya a aceptar la ayuda de su ex-marido. La situación podría haber sido resuelta con una simple conversación. 

Tanto en Written on the Body, como en The Notebook hay una separación que pretende darle un carácter más profundo a estos romances. En esta última, inicia como un conflicto entre ambos personajes y se mantiene debido a un malentendido: los dos creen que la otra persona perdió el interés. Hay varios factores que hacen que el argumento funcione, como la época en la que la historia se desarrolla y que no viven en la misma ciudad. Ese argumento jamás me ha vuelto a convencer. 

La razón es simple: cuando se quiere, se puede. No es ni siquiera un tema de romanticismo sino de madurez, si quieres estar con una persona, ¿por qué no hablarías con ella sobre cualquiera que sea la razón que los va a separar? A menos que lo hayas intentado y la mamá de tu pareja haya escondido las 365 cartas, no tiene sentido. 

Es más fácil idealizar a una persona cuando ya no estamos con ella. Y es más fácil creer que tuvimos una razón noble y heroica para dejar a alguien, que aceptar que nos dio miedo darle una oportunidad a la relación que simplemente no teníamos tantas ganas de estar ahí. Me gusta pensar que Louise lo supo y por eso le pagó al protagonista con la misma moneda, se fue sin dejar rastro.

Pero no me pregunten a mí, yo sólo soy una chica. 


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